PADRES SOMASCOS
Provincia de España
Curia Provincial

Islas Aleutianas, 26
28035 - Madrid

 

Volver

El Superior Provincial.

Madrid, 27 de setiembre de 2002. 

Fiesta de María, Madre de los Huérfanos.

 Apenas iniciado el nuevo curso, que seguramente ha comportado bastantes ajetreos,  nos puede coger, casi por sorpresa, la fiesta de María, Madre de los Huérfanos, patrona de la Congregación.

 Aprovecho el privilegio de cierta tranquilidad para ofreceros, por si puede servir para la ocasión, una sencilla reflexión al hilo de cuanto nos proponen nuestras Constituciones  en el apartado dedicado a la devoción a María Santísima.

                              “ La Congregación nutre en sus religiosos
                              un amor filial hacia la Virgen María, Madre de Dios.
                              La veneramos como Madre de las gracias
                              y fuente de misericordia,
                             esperanza nuestra y refugio de los huérfanos,
  
                     alegría de los afligidos y liberadora de los oprimidos.” (CC.RR. 49)

Nos hemos ofrecido a Cristo en una respuesta de fe y de amor. El no contar con la presencia visible de Quien  somos amados podría suscitar en nosotros  sentimientos de orfandad. Jesús se nos adelantó prometiendo a sus apóstoles y a los que le seguimos: “No os dejaré huérfanos”. Sus dones, el Espíritu Consolador y la maternidad de María, infunden en nuestro corazón humano la confianza y la alegría de  sentirse querido, ayudado, comprendido y valorado por Jesús y por María, dulces Padre y Madre nuestros,  a la vez que nos capacita para  ser  y actuar como padres de los huérfanos.

                              “Imitándola e invocándola
                              aumentará en nosotros la fe y la esperanza en el  Señor
                              y nuestro corazón se colmará de ternura y caridad
                              para con los pobres y necesitados.”
(CC.RR. 49)

La imitación de María supone  cultivar en nosotros actitudes conformes a las que descubrimos en ella a través de los evangelios. En particular quiero resaltar, en estos momentos que estamos viviendo, tres aspectos en los que me parece que estamos siguiendo sus pasos.

               - Reacoger el don de la vocación desde una experiencia de pequeñez o  de debilidad. Aceptarlo, agradecidos, con el convencimiento “nuevo” de que no hemos sido nosotros quienes han elegido al Señor sino que fue y es Él quien  nos ha elegido y nos llama movido por su infinita misericordia.

                              “Proclama mi alma la grandeza del Señor.
                               Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.
  
                      Porque se ha fijado en su humilde esclava.”

               - Meditar y releer nuestra propia historia y los acontecimientos de  cada día desde nuestro corazón. Tener el valor de ser sinceros con nosotros mismos para abrirnos desde la verdad a la gracia y a la providencia del Señor, donde todo concurre al bien.

“María conservaba el recuerdo de todo esto,
  meditándolo en su interior.”

                - Reafirmar nuestra disponibilidad para reencontrarnos, para compartir esperanzas y proyectos, para trabajar juntos poniendo al servicio de la comunidad los dones que cada uno ha recibido y valorando la aportación de cada hermano. 

“María se puso en camino y fue a toda prisa a la sierra,
a un pueblo de Judea, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Invocar a María, además de la súplica  personal, es para nosotros un seguir cultivando las devociones marianas en línea con lo que nos indican las Constituciones:

                              "Para fomentar la devoción a la madre de Dios,
                              tanto en los religiosos como en los fieles,
                              cada comunidad celebre con particular solemnidad,
                              las fiestas litúrgicas de la Virgen María,
                              evidencie su inefable misión
                              a la luz de la Escritura y de la tradición
                              y fomente en todas las formas de piedad
                              según las laudables tradiciones de cada lugar.
                              Todos los días nuestros religiosos manifiesten su devoción
                              a la Madre de Dios con apropiadas formas de oración,
                              sobre todo con el rezo del santo Rosario.”
(CC.RR. 50)

Que María, Madre de los Huérfanos, nos bendiga en este día, y que de ella saquemos  “nuevas fuerzas para una generosa entrega a nuestra misión.” (CC.RR. 51)

Transmito, también, la invitación de la comunidad de Aranjuez  para celebrar, el sábado día  19 de octubre, los 60 años de sacerdocio del P. José Filippetto.

Un abrazo.

                                                                                               P. Joaquín Rodríguez Romero
  
                                                                                                                         Prepósito Provincial

Volver